Malditos Bastardos y Rec 2.

Después de un estéril verano en cuanto a estrenos de cine se refiere, el otoño ha empezado fuerte con "Malditos Bastardos", y "Rec 2". Y esto sólo acaba de empezar, porque este viernes disfrutaremos de la última de Amenábar: "Ágora"; a partir del 16 de octubre por fin podremos ver "New York I love you", y el mes acaba tan bien como empezó, o incluso mejor, con la segunda parte de la trilogía de Stieg Larssom.

MALDITOS BASTARDOS.- Cuenta una interesante historia situada durante la Segunda Guerra Mundial, en realidad son dos historias paralelas que confluyen. Aunque la trama a priori es seria, tiene repetidas notas de humor, a veces un tanto crueles y momentos absolutamente ridículos, pero ése es el estilo de Tarantino, con diálogos alucinantes, personajes esteriotipados, situaciones al límite y mucha acción. Quién busque una historia entrañable o sensiblera con la barbarie nazi de fondo tendrá que volver a ver "El pianista", o "La lista de Shindler", que son películas mejores, pero es que Quentin no pretendía hacer una peli de Oscar.

El final es impredecible, y no respeta para nada lo que estudiamos en los libros de Historia.

Del reparto me quedo con el descubrimiento (para mí al menos), de Mélanie Laurent, una joven actriz francesa que recuerda a la mismísima Catherine Deneuve y que llega a eclipsar a la bella Diane Kruger.

REC 2.- A quienes os ha gustado la primera parte, estoy segura de que también os gustará la segunda, no es peor que Rec 1, pero es demasiado similar. Gente rabiosa ensangrentada corriendo de un lado para otro, incautos con mucho miedo y algún que otro sustillo, pero tensión durante los 85 minutos.

La historia está contada desde dos puntos de vista diferentes, desde el de dos grupos de personas con cámara en mano (eso tampoco ha cambiado), y sin duda esa perspectiva fue un acierto, le da credibilidad (dentro de lo posible), y dinamismo.

Se resuelven todos los enigmas, pero no se cierra definitivamente la trama, lo cuál apunta a una tercera entrega aunque con otro escenario, y es de agradecer, porque ya estamos cansados de la casa de los horrores de la ciudad condal.