Y reconozco que la información es un arma de doble filo y muy poderosa. En mi caso tanta información sobre la crisis económica mundial ha terminado por saturarme. Me he pasado estos meses leyendo con avidez todas las noticias relacionados con hipotecas basura, ninja, bancos en quiebra, rescates, intervención del gobierno en la economía, fondos soberanos, depósitos, rumores, y mucho mucho MIEDO...
Y he llegado a un punto en el que me he sorprendido pasando de largo por las noticias económicas de los periódicos, supongo que será porque me niego a interiorizar el miedo que se pulsa en el ambiente. Está claro que la situación está complicada, pero también es cierto que los países están arrimando el hombro y estoy convencido de que saldremos airosos y fortalecidos de esta situación, porque no hay mal que cien años dure.
Eso si, una de las cosas que más me ha llamado la atención ha sido la quiebra de Islandia. Hace unos años, un vecino me comentaba sus experiencias trabajando como camarero en ese país, y le miraba asombrado mientras me hablaba del poderío económico de sus gentes y el sueldazo que cobraba trabajando como camarero. Hoy la situación del país nórdico es crítica. Sus apenas 300.000 habitantes sufren el paso de haber sido una de las economías más fuertes del mundo a la hecatombe de su sistema financiero, cuyo volumen de negocio multiplica por diez el Producto Interior Bruto islandés, lo que impide su rescate por parte del Estado.
Y me ha parecido muy curioso el símil que muchos analistas han utilizado en esta nación como ejemplo de la crisis por ser su caso similar "al del canario en una mina": el animal que avisa del peligro al morir antes que nadie. La pobre Islandia ha sucumbido al grisú de los mercados finacieros.
2 comentarios:
Mi duda es: Si el canario peligra más por el grisú o por ser comido por Silvestre.
Por ser comido por Silvestre, sin duda. Silvestre junto con el Coyote son un ejemplo de coraje, tenacidad y lucha, tienen unas condiciones envidiables y aún así no dejan de ser derrotados por individuos más débiles. Pero no por eso cesan en su empeño.
La mayoría, en su situación, estaríamos hundidos, derrotados, y con la autoestima por los suelos por nuestra ineptitud.
Tendrán que modificar su estrategia pero conseguirán sus objetivos. De momento se han ganado mi respeto y admiración.
El grisú es un rival despiadado pero, por suerte, no acecha en todas las galerías.
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