Este fin de semana he visto dos películas que no merecen una crítica ad hoc, así que les toca compartirla. Son dos películas muy distintas, pero muy duras cada una a su manera: Candy y Tránsito.
Candy es un drama romántico que trata sobre una pareja de jóvenes drogadictos, y todas las miserias que conlleva tener esa condición, desde la humillante prostitución para conseguir dinero, la amargura de los padres, hasta los múltiples intentos por dejar las drogas.
Por otra parte está Tránsito (Stay), que es de esos thrillers psicológicos que no tienen mucho sentido, el director intentó rizar el rizo, y se pasó de vueltas. Esperaba que al final de la película se aclarara un poco todo, y así fue en cierta manera, pero la explicación me pareció demasiado forzada. No me gustó.
A favor de Candy diré que es una de las últimas interpretaciones de Heath Ledger (2.006) , y eso siempre hace que veas la película con buenos ojos, y con algo de morbo, pero ni así ... también a destacar la presencia secundaria de Geoffrey Rush.
Igualmente Tránsito tiene un buen reparto, Ewan McGregor en el papel de un médico-psiquiatra, Naomi Watts como su novia, Ryan Gosling que interpreta a un paciente con tendencias suicida, y Janeane Garofalo y Bob Hoskins como colegas de profesión del primero. En un principio, esto fue básicamente lo único que saqué en claro de la película, a partir de ahí todo se vuelve demasiado confuso, onírico, surrealista... Recomiendo más Tránsito, Candy llegó a aburrirme por momentos, pero de todas formas no aconsejaría ninguna de las dos, en cierto modo es perder el tiempo, hay pelis que valen mucho más la pena, aunque sea verlas por segunda o tercera vez.